En la comunidad de Añimbo, un niño llamado Telesforo quedó huérfano
en las calles sin ningún alimento y abrigo, sobrevivía de la limosna que le
daba la gente, quienes pensaban que era un delincuente debido a su mala forma
de vestir. El párroco del pueblo deseaba darle trabajo pero tenía miedo que la
gente le critique por ayudarlo, pero Telesforo nunca había robado nada. Eran
esas razones por las que deseaba ser un ángel o duende para no sufrir más. Un
día el alcalde del pueblo hizo que en la plaza colocaran estacas y cercas
metálicas alrededor de las plantas para no ser pisadas.
Ese día cayo una lluvia torrencial, que hizo que Telesforo se refugiara
sobre los arboles de la plaza, mientras dormía y soñaba cayó sobre las
estacas atravesando su frágil corazón, que hizo que muriera instantáneamente.
Al día siguiente el párroco bendijo su cuerpo dándole santa sepultura.
Hay rumores que dicen que Telesforo ronda por la plaza y que golpea a la
gente que lo odia con su puño de acero.
Comentarios
Publicar un comentario